domingo, 20 de enero de 2013

DE SUERTES Y AZARES

Alejandra Erazo Vega





A mi la suerte como que me huye, las veces que he ganado ha sido cortesía de una bendición mediática, es decir gané porque alguien me dijo a qué apostarle. Estoy en una encrucijada sin embargo cuando la fórmula mágica no funciona y se establece un riesgo; confieso eso si que soy demasiado envidiosa y detesto ese orgullo desmedido con el que la ganadora abraza el premio; para que la ira no me domine de una vez me digo a mí misma que las cosas regaladas duran menos y la mayoría de veces no se merecen ese dueño. Regalar es otro arte con el que no concerto porque a una persona es difícil complacerla con un regalo, además de que se siente señalada de algún modo cuando se le regala por ejemplo un reloj ó una colonia, en el primer caso quizá se le esté señalando de perezosa y en el segundo caso de oler mal. Ahora que si hay gente afortunada en la salud, el dinero y el mismo amor que finalmente corren con suerte porque se resignan con lo que les toca y encima de todo sonríen y se jactan de lo afortunados que son.

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