martes, 8 de enero de 2013

OBSESIONES

Alejandra Erazo Vega





Como mujer me han dicho siempre que tengo mucho que perder. 
Estoy en un bar esperando a mi mejor amiga, mientras tanto lamento no haberme aplicado en todo el cuerpo un repelente "para hombres" estoy sentada y las miradas se dirigen a mis piernas, a mi escote, a mi rostro finalmente para ver si hay alguna posibilidad sexual. De repente mi amiga aparece con el pelo ocultándole la cara y se lanza sobre mi hombro a llorar y entre dientes me dice "era verdad" esas dos palabras me remiten a pensar de inmediato que la pareja de mi amiga le ha sido infiel "una vez más". En lugar de utilizar otras dos palabrejas mágicas "te lo dije" le pido un trago del licor con más octanaje y al ofrecérselo le digo "ese es un imbécil". Sin embargo para resumir el drama de lo que se lamenta mi amiga es de que acaba de aplicarse un test de embarazo y la escena de infidelidad en mi mente solo es una obsesión que se me ocurre cada que miro a una mujer llorar.

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