miércoles, 14 de septiembre de 2016

La inmaterial

Por Laura Flor


La abuelita deja las rosas en agua con azúcar, mamá no sabe en dónde dejó las llaves, el gato se acicala arriba del televisor, de repente el perro entra y el gato escapa presuroso llevándose por delante el florero con el agua azucarada, las llaves siguen sin aparecer. Mamá no irá a ningún lugar si no es en su auto, yo estoy leyendo en el rincón, mientras la abuela a ido por algo para limpiar la alfombra, recojo una rosa y me la llevo a la boca - Pero qué haces niña? - dice asustada la abuela apenas me ve saborear entre los dientes la rosa: Mamá se agrega al regaño por comer una rosa. Trato de explicar que en el libro que leo dice que las rosas se pueden comer las espinas en cambio no. Mamá me da una palmada y me exige ir a mi cuarto ¡esta bien! digo y cuando me levanto aparecen allí las llaves del auto de mamá, ella me mira con enfado. 


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