Por Kary Smith
La Rosita va y vuelve, esta obsesionada con su vestido quiere indicarlo a todas, por eso habla y habla y ríe y ríe, pasa por entre las parejitas que bailan, alza el vaso de licor y termina apretada entre las mesas, es muy popular. Le envidio.
Pero la fiesta acaba y ella se halla atormentada, sufre porque no se hizo conocer, porque no hablo con un chico, porque sirvió el licor y otros fueron los que bebieron, y se perdió de lo bueno del baile y del diálogo con los invitados.
Ok! Rosita, lo bueno es que el año próximo va a ver desquite.
Lo bailado a nadie se le quita.
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